Manifiesto 2 de octubre
Diciembre 4 de 1968
Durante los últimos meses de 1968, el país se ha visto sacudido por la protesta de miles de estudiantes que a través de la demanda de solución de un pliego petitorio que consta de seis puntos, cuestionan ante el mundo la imagen que de México la clase dominante ha pretendido crear y cuyos rasgos esenciales son la paz, la estabilidad y la riqueza.
El movimiento estudiantil de julio ha surgido como resultado de viejos problemas planteados a un régimen que los ignora, los niega o que pretendiendo resolverlos, en realidad sólo consigue agravarlos y ha evidenciado ante el mundo la situación de miseria y falta de libertades políticas en las que viven la mayoría de los mexicanos.
Efectivamente, este movimiento es expresión de las profundas desigualdades en la distribución del ingreso, consecuencia de la concentración en unas pocas manos de la riqueza generada por el pueblo, de la cada día más creciente dependencia de la economía mexicana al imperialismo norteamericano, revelado en el crecimiento vertiginoso de las inversiones extranjeras; de una política de desarrollo que favorece esencialmente al capital privado, propiciando vastos desequilibrios regionales, beneficiando exclusivamente los intereses de una clase por medio de un sistema impositivo que ampara a los grandes capitales y que va en detrimento de quien sólo posee su salario como fuente de vida; de la irresponsabilidad de un gobierno que elude actuar en beneficio de las grandes mayorías de campesinos y obreros quienes aún no encuentran satisfechas sus necesidades vitales de alimentación, vestido y vivienda.
En resumen, las decisiones políticas y económicas del gobierno mexicano representan los intereses de una clase, propician y amparan la explotación de las demás y crean un marco de irracionalidad en el que los problemas socioeconómicos del pueblo hallan sólo una relativa solución.
Así, los jóvenes campesinos, obreros y estudiantes no tienen acceso a perspectivas dignas de vida, pues las fuentes de trabajo se crean en beneficio de intereses particulares y no de la colectividad, dándose entonces, por ejemplo, la paradoja de una sociedad que crea técnicos y profesionales a quienes no ofrece empleo y que además no crea aquellos técnicos que necesita y los trae del extranjero. Así los jóvenes viven escuchando las halagadoras palabras de quienes les ofrecen el futuro del país, pero les niegan sistemáticamente toda oportunidad de ser un presente actuante y partícipe de las decisiones provocando en ellos la necesidad de transformar esta sociedad.
El carácter antidemocrático de las estructuras políticas del país, que se manifiesta en su incapacidad para resolver auténticas demandas populares, es resultado de prácticas políticas obsoletas y que no solucionan los problemas de la sociedad mexicana actual, la democracia en México es un mero concepto, una forma más, pues la política se hace al margen de las mayorías populares, de sus aspiraciones, intereses y exigencias, las determinaciones son tomadas por un restringido núcleo de personas que obstaculizando la participación política del pueblo, lo niegan como instancia última de decisión.
La sistemática represión a todo intento de organización política independiente, el sistemático encarcelamiento o asesinato de los líderes más honestos, la construcción de marcos jurídicos que impiden por decreto toda participación organizada, y la falta de información nacional veraz, han impedido y frenado el surgimiento y desarrollo de organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles y en general ciudadanas, que puedan participar libre, responsable y combativamente en contra de las medidas de opresión del gobierno. Así Demetrio Vallejo y Rubén Jaramillo que no aceptaron el sometimiento a las disposiciones gubernamentales fueron asesinados. Considerando también como asesinato el encarcelamiento injusto de un líder justo.
También es parte de este marco de la política nacional la manipulación a través de la corrupción de la opinión pública, el fraude electoral y consecuentemente, la apatía, el desinterés y el marginalismo en la participación política. La ausencia de actitudes críticas, uno de los más altos valores que definen a la ciudadanía y elemento esencial del desarrollo de cualquier sociedad que tenga pretensiones democráticas. El movimiento estudiantil se ha expresado en la demanda de puntos concretos: el pliego petitorio y el diálogo público, a través de ellos se encierra una crítica profunda a las bases en que se sustenta el sistema político, económico y social en que vivimos. A1 responder a las arbitrariedades de los funcionarios públicos y logrando que éstas no queden sin respuesta ha expresado la necesidad de que el monólogo oficial sea sustituido por un diálogo en el que participe la nación entera.
En adelante el gobierno deberá esperar una respuesta del pueblo a los actos de arbitrariedad de quienes abusan de sus atribuciones utilizando al ejército y la policía para atropellar los legítimos derechos del pueblo. El movimiento ha sido resultado espontáneo de la indignación de prácticamente todos los integrantes de las instituciones de educación superior del Distrito Federal y de otros lugares del país; de la indignación sentida por amplios sectores del pueblo de México ante la arbitrariedad y brutalidad policiacas al agredir a grupos estudiantiles que hacían uso de un derecho consagrado en la Constitución al manifestarse publicamente en protesta a anteriores agresiones ordenadas por funcionarios irresponsables. Ello debe considerarse como la expresión del descontento y la protesta latente del pueblo frente a la injusticia. Descontento que se ha canalizado en los últimos meses a través del movimiento estudiantil. El Consejo Nacional de Huelga, máxima expresión organizativa del movimiento no ha asumido una posición ideológica homogénea porque ha acogido en su seno a todas aquellas corrientes que luchan por el avance democrático del país, por la vigencia de la Constitución y por una sociedad en la que todos nuestros compatriotas encuentren oportunidad para expresarse y desarrollarse cabalmente como hombres y ciudadanos.
Es esta última demanda implícita del movimiento, en lo que coincide con los movimientos estudiantiles de otros países que exigen para el presente y el futuro, sociedades en que la expresión cabal del hombre sea una realidad. De aquí que nuestro movimiento haya recibido el apoyo de todos los estudiantes y ciudadanos conscientes del mundo.
El CNH ha demandado la democratización de las prácticas políticas y lo ha hecho dando ejemplo de democracia, ya que todos los centros educativos participantes han tenido permanente e irrestrictamente voz y voto en las decisiones tomadas, los órganos soberanos de nuestro movimiento han sido las asambleas de estudiantes y el pleno del CNH, representante auténtico de dichas asambleas. En ellas no se le ha negado la voz a nadie a pesar de lo que han pretendido órganos de información interesados en desvirtuar al movimiento. Hemos demandado la democracia porque la hemos practicado irrestrictamente.
Si hemos exigido un diálogo público, no ha sido buscando la forma de eludir la solución del conflicto, sino porque consideramos y es una cuestión de principio en el movimiento, que los asuntos que afectan al pueblo deben ventilarse abiertamente.
Hemos demandado la libertad de los presos políticos porque estamos convencidos de que los disidentes de los criterios oficiales y los opositores al régimen no son delincuentes. La existencia de presos políticos es una de las mayores lacras del sistema y es característica de los regímenes autoritarios en todas partes y en todas épocas. Son presos políticos: Vallejo, Campa. Y son presos políticos nuestros compañeros que fueron aprehendidos a partir del inicio de este movimiento, pues su único delito consistió en haber marchado junto con todos nosotros, los estudiantes y el pueblo de México en las manifestaciones públicas que recorrieron las calles de la ciudad; el haber utilizado las tribunas creadas por el movimiento para expresar su disidencia con el gobierno, y, en el fin, en haber hecho uso del legítimo derecho de expresión para protestar contra los abusos gubernamentales.
Pese a las dificultades a que hemos debido enfrentarnos, pese a la intransigencia y la intolerancia del gobierno expresada el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Cultura en Tlatelolco, pese a todo ello, el movimiento ha arrancado al Estado algunas demandas y ha abierto nuevas perspectivas en la vida política del país, marcando nuevas etapas en su desarrollo.
Las demandas arrancadas son: la discusión pública del artículo 145 del Código Penal, antigua demanda de los sectores democráticos del país y que sólo hasta ahora adquiere las dimensiones de un debate nacional, y no nos referimos a la farsa montada en la Cámara de Diputados, sino al cuestionamiento que se ha hecho del aparato jurídico a raíz de la discusión sobre el citado artículo.
El reconocimiento que el Poder Ejecutivo tuvo que hacer del descontento general y legítimo se deja ver en el momento en que se nombran representantes presidenciales ante el CNH, hacemos público que a pesar de haber reconocido la fuerza de la representatividad del CNH, el gobierno sólo ofreció soluciones limitadas. La desocupación de la mayor parte de los locales educativos, los compañeros liberados, la defensa de la Universidad expresada a través del apoyo del CNH al rector de la misma, sobré quien pretendían gentes interesadas en terminar con la institución, arrojar la responsabilidad de nuestro movimiento, son algunos de los resultados de nuestra permanencia activa y militante y no graciosas concesiones del gobierno.
Existen, además, otra serie de logros que aunque menos concretos son más importantes para la vida política de México. El movimiento ha abierto en el país una etapa de discusión, de crítica y de reflexión política revelando las lacras del sistema, promoviendo así que amplios sectores del pueblo, indiferentes muchas veces ante los graves problemas que afectan a nuestra comunidad, tomaran conciencia de esos problemas y estuvieran dispuestos a luchar por la solución de ellos.
Ha demostrado que en México es posible movilizar a grandes sectores del pueblo, al margen de los controles oficiales, en manifestaciones y mítines, en los que la participación fue resultado de la convicción y no de presiones o recompensas.
Uno de los logros fundamentales del movimiento es el haber acercado a través de las " brigadas políticas a los estudiantes, con el pueblo de México y sus problemas. En las colonias proletarias, en las fábricas, en Topilejo, los estudiantes conocieron de una manera concreta a ese pueblo que la retórica oficial ha convertido en mera abstracción, y en la que sus problemas quedan ocultos con un alud de palabras.
Por otra parte, en las brigadas los estudiantes han demostrado su capacidad organizativa y de militancia política, han demostrado en Topilejo que su participación en la resolución de los problemas del país puede ir más allá de pintar fachadas los domingos y de participar en carreras de bicicletas, como pretende el criterio oficial. Estos triunfos parciales han costado mucho en vidas y sacrificios y no han satisfecho de ninguna manera las demandas que formulamos desde el principio, dada la intransigencia de los poderes públicos y su definitiva incapacidad para reconocer las demandas del pueblo expresadas en el movimiento estudiantil. Se ha acusado a los estudiantes de intransigentes, pero en las distintas fases del movimiento se ha demostrado disposición para solucionar el conflicto y así fue que de la exigencia de la resolución de los seis puntos, como condición para el retorno a clases, pasamos al cumplimiento sólo de tres prerrequisitos y al no obtener una respuesta del gobierno y ante el peligro real que amenaza la subsistencia de las estructuras democráticas de nuestras instituciones de educación superior, peligro más grave que el de la represión en contra de las personas, puesto que la pérdida de la democracia en nuestras instituciones significaría la imposibilidad de continuar el presente movimiento, y de promover como Universidad y Politécnico verdaderamente abiertos al pueblo movimientos semejantes en otros sectores de la población, decidimos el retorno a las aulas.
Las perspectivas que se ofrecen al movimiento consisten en organizar a niveles cada vez más elevados la protesta y la oposición a un régimen cada vez más incapaz para satisfacer las justas reivindicaciones populares. Esta organización en adelante deberá contar para ser eficaz no sólo con los estudiantes sino y sobre todo con los sectores productivos de nuestra sociedad, los que con su trabajo dominan y transforman a la naturaleza así en la ciudad como en el campo.
Los estudiantes nos aliaremos de manera definitiva con estos sectores objetivamente destinados a promover los cambios verdaderamente revolucionarios que nuestra patria requiere. La organización estudiantil debe concluir necesariamente en la organización popular que oponiéndose a las trabas que frenan el desarrollo histórico de México convierta en realidad el lema de nuestro movimiento: Libertades Democráticas.
El gobierno mexicano debe tomar muy en cuenta que ante la obstrucción sistemática y reiterada que de los canales democráticos realiza, no puede pedir actitudes eternamente pasivas y sumisas y que las vías que siga el pueblo de México para el logro de una auténtica democracia estarán esencialmente determinadas por la posición que se asuma frente a las exigencias de reivindicaciones populares que se aproxima. Sin embargo, cualquiera que sea la vía todo mexicano luchador por la democracia actuará con la responsabilidad que la historia le confiera.
VENCEREMOS
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