Tuesday, May 12, 2009

Acerca del cuento de Julio Cortázar Las babas del diablo.

Francisco Javier Sainz

En este trabajo, me propongo centrarme en el análisis de la corriente alterna de sentido que presenta el autor, por lo que la reflexión acerca del contenido inmediato, no profundo del cuento, será breve y me dispongo a presentarla.
“en parís, un fotógrafo ha tomado y ampliado un placa cuyas connotaciones son malignas: una mujer pretende seducir a un adolescente no para sí sino para un pederasta. La foto, tomada impertinentemente, salva al muchacho: el instante detenido en la ampliación sólo es el recuerdo de un incidente bien librado de un domingo 7 de noviembre. Sin embargo, la peripecia fantástica ocurre cuando, un mes después, Michel trabaja en su estudio y se da cuenta de que la ampliación que ha hecho comienza a animarse: unas hojas se mueven, unas nubes…los personajes. Su conclusión es instantánea: la historia va a repetirse y ahora no puede salvar al joven. Sin embargo, irrumpe adentro de su foto y vuelve a salvar al adolescente, pero ahora no puede evitar al hombre de aspecto enharinado; en el final del cuento, Michel queda fijo, boca arriba, como una cámara inmóvil que sólo pasa por su lente inmóvil”1. Estoy de acuerdo con este resumen de Enrique López Aguilar salvo en el final, pues creo que Michel no que da boca arriba ni como una cámara inmóvil, ya que es ese michel el que reflexionó acerca de todo lo ocurrido desde diferentes ángulos, cosa que no podría hacer una cámara inmóvil, además de que su interpretación es que Michel queda vivo pero inmóvil, misma que es igual de endeble que tantas otras —donde me incluyo— donde el resultado de la interpretación es otro.
Una visión general de la corriente subterránea de sentido, sería esta: Un hombre que actúa en la realidad, como cualquier otro, se le presentan ciertos momentos que le permiten observar, no la apariencia fenoménica de la realidad. Sino lo que esta esconde y siempre está presente, pero que normalmente no se ve ni se quiere ver. Al momento actúa sin entenderla, creyendo que es algo normal. Actúa sin pensar en las consecuencias. Se encuentra frente a las contradicciones de la realidad y no sabe como superarlas. Cuando capta el momento, no lo ve en movimiento y no lo entiende, como un devenir. Le es necesario alejarse, distanciarse estéticamente de lo ocurrido para poder entender la verdad parcial que entrañaba la foto y los elementos estéticos en ella contenidos y así, entender en su movimiento dialéctico a la realidad, apropiarse de ella y entender el suceso. Eso lo cambia a él y satisface su necesidad de entender lo que había pasado, lo cual le causa una crisis subjetiva que se exterioriza en el llanto. Es cuando necesita comunicar lo entendido, pero no sabe la forma de hacerlo; se da cuenta de que el lenguaje no le sirve para explicar la totalidad de los hechos. Cuando lo logra nota que su concepción y visión del mundo ha cambiado. Escapó momentáneamente como baba del diablo de esa contradicción de la realidad, pero debe afrontar las consecuencias de esto, de ser conciente de lo ocurrido y haber actuado para transformar lo que iba a suceder.
De aquí se desprende una serie de concepciones que al leer el cuento me ayudaron a conformar esta visión de corriente subterránea de sentido; me dispongo a presentarlas para reforzar mi argumentación.

Concepción de la realidad.

En el cuento, la visión de la realidad va aunada a la visión a través de la cámara fotográfica y como concibe Cortázar la realidad. “Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de la mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros”2. Disciplina, educación estética y buen ojo son necesarios para poder apropiarse de la realidad. Los dedos seguros serían la selección de momentos por los cuales uno logró entender alo. Es en realidad imposible llegar a tener retención de todo lo que uno vive hasta en el espacio de un día. Se relacionan momentos importantes que se retienen y nos evocan al conocimiento requerido. “…cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de no perder ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con una pan o una botella de leche. Michel sabía que el fotógrafo opera siempre como una permutación de su manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa…”3. Es necesario que estemos atentos pues generalmente enajenamos nuestra visión y la depositamos en objetos y así es como nos desarrollamos en la realidad. “Creo que se mirar, si es que algo sé, y que todo mirar resuma falsedad porque es lo que nos arroja más afuera de nosotros mismos, sin la menor garantía, […] De todas maneras, si se prevé la probable falsedad, mirar se vuelve posible; basta quizá elegir bien entre el mirar y lo mirado, desnudar a las cosas de tanta ropa ajena. Y, claro, todo esto es más bien difícil”4. Cuando se mira la realidad, se contempla sin bases, se sale uno de si mismo pues se aventura a intentar entender la realidad, una particularidad de ella; pero si sabe de antemano de esta posibilidad, se puede buscar desentrañar los hechos, quitarla la “ropa ajena”.
“Curioso que la escena (la nada, casi: dos que están ahí, desigualmente jóvenes) tuviera como un aura inquietante. Pensé que eso lo ponía yo, y que mi foto, si la sacaba, restituiría las cosas a su tonta verdad”5. Michel piensa que la apropiación estética de la realidad le revelará la verdad parcial de lo que ocurrió, pues veía una parte de la isla, una aspecto de ella que no conocía: “…ya ahí para alterar la isla, para mostrármela de otra manera”6. “Levanté la cámara, fingí estudiar un enfoque que no los incluía y me quedé al acecho, seguro de que atraparía por fin el gesto revelador, la expresión que todo lo resume, la vida que el movimiento acompasa pero que una imagen rígida destruye al seccionar el tiempo, si no elegimos la imperceptible fracción esencial”7.Una fracción de tiempo, un momento particular que puede revelar la esencia de los hechos y traspasar la enajenada realidad para mostrarnos una verdad parcial capaz de transmitirnos toda la carga sensitiva de ese momento. “…fijó la ampliación en una pared del cuarto, y el primer día estuvo un rato mirándola y acordándose, en esa operación comparativa y melancólica del recuerdo frente a la perdida realidad; recuerdo petrificado, como toda foto, donde nada faltaba ni siquiera y sobre todo la nada; verdadera fijadora de la escena”8. La foto en sí misma no era mas que un momento petrificado que no evocaba la experiencia vivida o que el esperaba, es hasta que recuerda y ve los detalles que se encuentra nuevamente con la situación: “Y lo que entonces había imaginado era mucho menos horrible que la realidad…”9.
Hay un aspecto significativo que me gustaría comentar, las nubes, pues siempre aparece una cuando se habla acerca de la realidad. “Lo que queda por decir es siempre una nube, dos nubes, o largas horas de cielo perfectamente limpio, rectángulo purísimo clavado por alfileres en la pared de mi cuarto”10. La relación que yo encuentro, es que cuando se observa una nube, se piensa que se encuentra estática, pero en realidad está en movimiento todo el tiempo, así como la realidad misma, pues muchos quieren analizarla por segmentos11 sin ver que en el paso de un segmento, otro se encuentra una serie de concatenaciones que llevaron a ese punto, mostrándonos a la historia como un devenir.; también la presencia del viento cuando se habla acerca de las nubes puede ser un indicio de esta relación. Cortázar, en su participación en el libro Literatura en la Revolución y Revolución en la Literatura, nos comoenta que

El afán de totalidad.

Pienso que hay un afán de abarcar la totalidad a causa de los dos narradores que hay en el texto. Pero creo prudente iniciar por definir que es totalidad, pues alrededor de este concepto hay muchos teóricos que han argumentado, problematizado y discutido. Retomo yo el concepto de totalidad que José revueltas presenta en su artículo Literatura y Liberación en América Latina: “el área de conocimiento o de transformación de la cosa que se remite a una referencia unificante de la cual adquiere sus valores significativos”12. Creo que el unir referencias se e en la unión de dos visiones de Michel, la de inmediatez y de distancia estética. Digamos que son dos Michel, uno el que está inmerso en la inmediatez estética de los sucedido y no reflexiona por ello mismo, en términos de Bajtin, estaría inmerso en el carnaval; y el otro que reflexiona y hace juicios con el afán de entender lo ocurrido; al unir las dos visiones obtenemos una verdad parcial de algo en específico que nos ayuda más a comprender esa totalidad específica.

Necesidad humana de entender la realidad y comunicarlo.

Al momento que Michel le toma la foto a la mujer y al niño, busca que la foto muestre y desnude la situación que presencia. Esto no es lago novedoso ya que mucho se ha escrito en distintas épocas y géneros acerca de la necesidad humana de entender su entorno. Empero, sí encuentro en la comunicación algo curioso. No sabe de que forma comunicar lo que vivió: “Nunca se sabrá como hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de más”13. “…a fin de cuentas las palabras – y cualquier otro medio comunicativo –no son sino herramientas y necesita una manejarlas en tanto que tales herramientas para develar la realidad, para penetrarla y darse cuenta de las relaciones internas que los unen…”14. En realidad la foto no le convence como medio comunicativo dado que decide escribir, pero este tampoco le satisface como vemos en la primera oración del cuento.

El adentrarse a la zona de lo mágico y lo mitológico.

Es notorio que hay aspectos que no evocan y nos dan pistas de que lago, fuera de lo normal, va a suceder. Primero hay un viento que se encajona por todo París como describe Michel, pero de repente cesa y queda el sol, la iluminación del mundo, no hay viento ni nada que altere esto; así se adentra a una íntima placita placita. Al menos a mí me recuerda a pasajes donde el Amadís de Gaula estaba pronto a tener otra aventura y se enrolaba en el bosque hasta llegar a un paraje íntimo donde alguien pedía su ayuda y se enfrentaba con otro caballero. Tal ves Michel se encontró con su Galaor, aquella parte suya que no conoce y lo destruye. La realidad le hace ver de golpe su situación en el mundo. Otro aspecto son las palomas al momento de encontrarse con la pareja, la representación de Venus ayuda a que afirmemos que es una pareja la que Michel está observando. El mito que encuentro yo es el de Acteón que ve desnuda a Diana. El al verla se queda maravillado y sabe que es el primero en verla bañándose, ni siquiera Zeus la había visto así. Diana le dice que vaya corriendo a decirle a sus congéneres lo que vio. El al irse, inmerso estéticamente en hermosa la figura de Diana, no se da cuenta que es hechizado y se metamorfosea en venado y muere casado a manos de los hombres. Michel sería Acteón y la trasformación sería el proceso subjetivo que vive, incluso tiene el mismo destino.

Bibliografía

Cortázar, Julio. “Las babas del diablo”. Las armas secretas. 9ª. Ed. Buenos Aires. Sudamericana, 1970.
Revueltas, José. “Literatura y Liberación en América Latina. Cuestionamientos e intenciones. Recop. Andrea Revueltas y Philippe Cheron. 2ª. Ed. México. Era, 1981. Pág. 290. (Col. “obras completas 18”)
Ovidio. “Libro III: Acteón “. Metamorfosis. intr.. de Antonio Ramírez de Verger. Trad. por Antonio Ramírez de Verger y Frenando Navarro Antolín. 4ª. Reimp. España. Alianza Editorial, 2002. Págs. 125-128. 8Col. “Clásico de Grecia Roma”).
López Aguilar, Enrique. “Julio Cortázar y la fotografía”. La jornada. México. 13 de octubre de 2002. La jornada semanal. Suplemento cultural. Págs. 4,5 y 16.

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