Hasta la victoria… ¿cuándo?
A cinco años de la huelga en la unam
EL 20 abril de 1999 estalló la huelga estudiantil más larga de la historia mexicana y, a cinco años de su inicio nos preguntamos: ¿Cuáles fueron las causas de su derrota? ¿Por qué existía el miedo a la negociación por una gran parte del movimiento estudiantil? ¿Cómo perdimos tan rápidamente el apoyo popular que habíamos ganado? Para responder estas preguntas nos tendremos que remontar a algunos antecedentes importantes de la huelga.
Contra esto luchamos…
A partir del sexenio salinista, se impulsa una serie de reformas en la educación, que tienen como fin, reducir el número de universitarios y dar un mayor impulso a la educación técnica. Por ello, se reduce a la mitad la matrícula de Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM (al quitar dos turnos de cuatro existentes). En dos años (1997-1999), la educación privada aumenta 13.8 por ciento; sumó 55 mil 700 alumnos más a los 402 mil 990 del ciclo anterior, mientras la educación pública, sumó 4.9 por ciento (59 mil 400) al millón 209 que tenía. Al mismo tiempo se inaugura la Universidad de las Carreras Técnicas, que en poco tiempo es cerrada por que no existen suficiente matrícula (la mayoría de los estudiantes no quieren una carrera técnica). A pesar de la reducción de la matrícula en las Universidades y de la gran campaña que lanzaron en los medios informativos para motivar a los alumnos a ingresar a escuelas técnicas , los alumnos seguían solicitando educación universitaria . Es por ello que se impulsa el examen del Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL), organismo privado que vulnera la autonomía académica universitaria.
En 1998 se realiza el primer examen de colocación implementado por el CENEVAL, en el cual participaron las siguientes instituciones: IPN, UNAM, Bachilleres, CONALEP.
Según este examen, los que tienen más aciertos se quedan en la primera opción. Pero lo cierto es que, en muchos casos, por un solo acierto no se quedan en ella pero tampoco en la segunda, ni en la tercera pues éstas ya fueron llenadas por los que las escogieron en primera opción, de tal suerte que se quedan en escuelas que ni siquiera se han terminado de construir. Por ello no es raro ver personas con 91 aciertos quedarse en escuelas como las que ya dijimos y a otros con cero aciertos quedarse en el colegio de bachilleres. Así se logra que muchos estudiantes que aspiraban a educación universitaria terminen en escuelas técnicas.
En el caso de los Alumnos de licenciatura de la UNAM, al término de sus estudios serían evaluados de nuevo por el CENEVAL. Estos exámenes servirían como filtro para los pasantes, ya que éstos no estaban integrados completamente por preguntas que correspondieran a su área de estudio; por ejemplo, a un contador se le preguntaba sobre diversas corrientes de la literatura inglesa.
En lo que concierne a la permanencia en la universidad, se implementó en 1997, una reforma que tenía como fin reducir el número de años en la universidad, argumentando que no estarían dispuestos a seguir tolerando “fósiles” en la universidad. Sin embargo, esta reforma no toma en cuenta que la mayoría del estudiantado no acaba sus estudios en los tiempos establecidos en esta reforma ( cuatro años en bachillerato con derecho y seis años en licenciatura), porque en su mayoría, son estudiantes que al tiempo que estudian, trabajan o por temporadas ni siquiera consiguen alguno, lo cual igualmente los distancia de los estudios . Si se restringe el tiempo de permanencia, lo único que se logrará es tener menos egresados de la universidad.
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A partir de que se implantan estas reformas, se gestan movimientos estudiantiles que culminan con la gran derrota del movimiento de huelga del Colegio de Ciencias y Humanidades en 1995 y con el “movimiento de rechazados” (por el CENEVAL). Es después de tres años del movimiento de los CCH’s, que la rectoría se atreve a lanzar la reforma al reglamento general de pagos, encubriéndola bajo una apariencia de equidad: los que tienen poco dinero no “pagan” y el que si tiene dinero paga más. Así, el que tiene un ingreso de cuatro salarios mínimos tiene que pagar. Detrás de esta engañosa propuesta estaban las bases para la privatización; como sabemos el nivel de deserción ya de por si es alto debido a la situación económica en que vivimos; a eso agregamos que la mayoría de los estudiantes eran candidatos a pagar cuotas.
Lo mas preocupante de esta reforma es que estaba diseñada para ir subiendo las cuotas paulatinamente, en un primer momento cobrarían 600 pesos por semestre pero mas tarde subirían las cuotas como lo han hecho en otras universidades del país, logrando que a la universidad ingresaran solo ciertas clases privilegiadas y dejando la educación técnica como única opción al resto del estudiantado. Nos parece claro, que cuando lanzaron la propuesta de reforma no pretendían subir las cuotas excesivamente por que no querían provocar un descontento social, y hasta podemos afirmar que en un primer momento no les interesaba cuanto iban a cobrar , siempre y cuando estuviera legislada la posibilidad de cobrar cuotas.
…y así nos derrotaron
Esto provocó que los estudiantes se organizaran en una asamblea universitaria que aglutina un número importante de representantes de varias escuelas, esta asamblea se convirtió – semanas después - en el Consejo General de Huelga (CGH). Después de haber realizado dos paros generales y dos consultas a la comunidad, las autoridades no respondieron al llamado al dialogo y el CGH resuelve iniciar el 20 de abril de 1999 el nacimiento de la huelga,
Al iniciar la huelga, una de las primeras declaraciones del rector Barnés fue: “Estoy dispuesto a una huelga larga”. Conforme a esta declaración actúo, evitando por todos los medios sentarse a una mesa de negociación, pues sabía que en una discusión pública sería derrotado por el movimiento. Sin embargo, esto no lo supo leer una gran parte de los grupos en huelga, quienes afirmaban que el sentarse a una mesa de negociación era claudicar; esto terminó por aislar a la huelga.
La falta de cultura política de un mayoritario sector de los estudiantes en paro, mezclada con el oportunismo de algunas corrientes que no apelaban a la racionalidad, ni a la teoría política, controlando así más fácilmente a la masa estudiantil; dio como resultado un ente torpe, intelectualmente imposibilitado para actuar en lo político, y que ante un enfrentamiento con autoridades en una negociación publica, ofrecía como armas no argumentos, ni debate, sino unas potentes y emotivas gargantas que al grito de ¡Patria o Muerte, venceremos! o ¡Ultras ,ultras ,huevos! permitían que las autoridades se escurrieran y corrieran a refugiarse tras los medios de comunicación y desde ahí volviesen a atacar.
El único referente que tenían algunos activistas era la huelga del CEU de 1987, que estalló para impedir reformas muy parecidas a las que impulsó Barnés. En ese momento el movimiento no consiguió el cumplimiento cabal de sus demandas , no por que careciera de fuerza para ello, sino por que sus líderes ( Imaz, Ordorica y Santos) decidieron subordinar la huelga a los intereses de su corriente política; misma que saliendo fortalecida a costa del movimiento, pudo al año siguiente participar en la formación del PRD y obtener en este, jugosos cargos.
El movimiento del 99 no quería que se repitiera la experiencia del 87 y aisló casi todo el tiempo a los neo ceuístas, y a los perredistas en general, lo cual es correcto. Sin embargo la carencia de cultura política y el descrédito del movimiento del 87 fueron aprovechados por los dirigentes de la ultra para mantener su influencia, y acusar de traidores a todos los demás grupos ( fueran o no perredistas o cómplices de estos ). Cuando la difamación no era suficiente para aislar a quienes no pensaban como ellos, algunos grupos de la ultra recurrían a las amenazas y a los golpes. Cuando un acuerdo no era favorable para su postura dentro de la huelga, utilizaban cualquier medio para alargar las sesiones del CGH, para más tarde cambiar el acuerdo o modificarlo a conveniencia.
Por ejemplo: cuando la mayoría de las asambleas decidieron ir a dialogo con la comisión de la rectoría, la corriente En Lucha, propuso que se fuera, siempre y cuando, nos dieran mil sillas. Esto demuestra que: o las sillas poseen cualidades y un valor indispensables aun no calculados para una negociación política o que dicha dirigencia solo sustentó tales barbaridades para canjear una necesaria y bien merecida negociación para el movimiento por la lealtad de una masa con la que desgraciadamente, no quiso compartir herramientas políticas.
La estructura organizativa del CGH era horizontal y democrática solo en la forma, pero en los hechos existía un verticalismo autoritario. Los delegados por escuela eran revocables, pero cuando los delegados no convenían a la dirección, los comités locales simpatizantes de la ultra, hacían lo que fuera para bloquearlos. Otro ejemplo de la falaz horizontalidad es el hecho de que la corriente En Lucha se apoderó desde el inicio de la huelga del control de los talleres de impresión, así como de toneladas de papel que pudo usar discrecionalmente para hacer llegar su postura a todos las escuelas, sindicatos , colonias, etc. Por si fuera poco, se enquistó en las comisiones estratégicas como prensa y enlace, rotando en ellas a sus propios miembros , de esta manera en la huelga todos éramos iguales, pero unos eran mas iguales que otros. En los hechos la corriente En Lucha fue la dirigencia realmente existente del movimiento. Aunque también hay que señalar el papel de los grupos de la mega ultra (Contra Corriente , FLEJAM, Brigada Verde, etc) que desempeñaron un papel importante al presionar a la dirigencia para impulsar las acciones más irracionales, así como el papel de esa dirigencia oportunista que cedió a todo con tal de conservar el poder .
Algunas de esas acciones fueron: proponer la toma de la Dirección General de Servicio de Computo Académico (DGSCA), donde ¡se monitorean los volcanes y opera el sistema sismológico nacional! así como la huelga en el exilió, la cual se realizaría en otras universidades en el - por ellos – anhelado caso de que nos desalojara la policía, ( autor: Mario Benítez, segundo al mando en En Lucha) . En ocasiones la ultra y la mega ultra fijaban metas muy justas y deseables, pero sin tener la fuerza para conseguirlas, por lo que nuevamente eran irracionales: huelga estudiantil nacional , congreso constituyente sin autoridades. Todo esto cuando tres cuartas partes de activistas habían abandonado el movimiento. De la misma manera, la correlación de fuerzas al exterior tampoco era correctamente valorada; ninguna universidad o sindicato estaba en esos momentos en posibilidad de estallar una huelga que potenciara la del CGH, y por lo cual fuera necesario resistir más tiempo.
En el colmo de la irracionalidad, la ultra y la mega ultra buscaban deliberadamente la represión sobre el movimiento, por que pensaban que entre más represión, más apoyo obtendríamos del pueblo . Es por esto que – entre otras acciones - fue impulsado un bloqueo del periférico durante una marcha en la recta final de la huelga. El acuerdo de asamblea fue no bloquear, pero unilateralmente la ultra de varias escuelas lo impuso ya estando ahí y el gobierno capitalino del PRD, respondió al llamado reprimiendo con lujo de violencia.
Por lo que respecta a las negociaciones, estas no son ninguna claudicación, cuando son públicas. Son claudicantes y traicioneras cuando se hacen a espaldas de la base de un movimiento o cuando se oponen de principio a los intereses del mismo. Una negociación ganada por la presión de un movimiento siempre se debe ver como una victoria, distinta se vuelve la situación cuando la negociación, lejos de aprovecharse, se resuelve de manera contraria a lo deseado. Pero la victoria de una negociación depende de la capacidad política de quienes la lleven a cabo. Para tal efecto, es necesario establecer criterios éticos que el movimiento debe vigilar que cumplan sus delegados, pero si estos no están preparados a la par que el movimiento para medir las condiciones de fuerza y cohesión concretas, externas e internas en relación con el enemigo, lo más seguro es que se presente una descoordinación que le resulte ventajosa a la autoridad.
Como resultado de todas éstas practicas el movimiento fue derrotado, ninguna de nuestras demandas fue satisfecha. La rectoría suspendió todas sus reformas, pero se adueño de la organización del congreso, con el cual más tarde tratará de imponerse. Sin embargo no tienen el apoyo de los universitarios, como se pudo ver la última semana de huelga, donde convocaron a los estudiantes inconformes con la prolongación de la huelga a manifestarse en contra de los paristas, cuyo acercamiento pretendía la rectoría acabara en un enfrentamiento violento; lejos de los golpes se abrió un dialogo entre las dos partes que culmino con acuerdos conjuntos, como pronunciarse por la educación gratuita y la negociación (en muchos casos).
Nuestra opinión es la siguiente: se debió haber negociado en el momento en el que el movimiento era mas fuerte, teniendo como resultado acuerdos lo más favorables para nosotros ( especialmente el congreso). Esto nos hubiera permitido levantar la huelga conservando así una organización estudiantil masiva y fuerte, con lo cual hubiéramos obtenido la solución de nuestras demandas faltantes y aún más. Pero sucedió todo lo contrario, inmediatamente después de reprimida la huelga varios grupos se separaron del CGH y éste empezó a dividirse de tal suerte que, lo que hoy se hace llamar CGH no es más que la corriente En Lucha y algunos grupos periféricos, en tanto que los demás grupos, están aún mas dispersos y atomizados.
Irónicamente, lo que hoy queda del CGH, argumenta que ciertamente el movimiento tuvo errores, pero que se consiguió lo fundamental: frenar el aumento de cuotas. Ese es el mismo argumento que utilizó la dirigencia del CEU en 1987 al ser cuestionada por los resultados de la huelga. En ambos movimientos, en el del CEU por corrupción y en el del CGH por ineptitud, las dirigencias ayudaron a las autoridades evitando que fueran derrotadas por el efecto combinado de acciones inteligentes de masas y, consecuentemente, la construcción de un amplio consenso social adverso a las cuotas. Lo que se obtuvo, una mera “suspensión” temporal de las reformas, no ha evitado su aplicación parcial pero en constante aumento. Permitir esto a las autoridades ha modificado la composición social de la UNAM, lo cual excluye por la vía de los hechos a los estudiantes con menos recursos
Pero lo más triste es que muchos de los activistas han renunciado a la lucha concreta, manifestando algunos una conducta auto destructiva, nihilista, sea esta depresiva o violenta. En otros casos perdiéndose en proyectos auto marginales en el que el común denominador es una irracionalidad que no puede explicarles porque, si la causa de la huelga era justa, el resto de los universitarios y la sociedad no los apoyaron; el resentimiento hace que sus acciones políticas actuales – los que hacen política - sean sectarias y suicidas, para ellos lo de menos es ganar a las masas.
Pero la tercera es la vencida…
No es nuestra intención desalentar a nadie, solo queremos poner los pies en la tierra para contribuir a la construcción de una nueva organización legítima, inteligente y democrática para el movimiento estudiantil; pues el capital nacional e internacional no cejará en su empeño de convertir a las universidades públicas en simples centros de investigación y capacitación empresarial. Se avecinan nuevas luchas, y por ello, la mediocridad y el oportunismo con que fue dirigida la huelga de 99 deben mantenerse en nuestra memoria y deben ser combatidas en la práctica para que no se repitan.
Es necesario que se recupere el estudio y la racionalidad política. Es necesario para la nueva unidad del movimiento construir un nuevo órgano, que renuncie a la reducción de la política al acto de fuerza amigo-enemigo,(quien no esta conmigo, está contra mi) que renuncie también al pensamiento utilitario y que desenmascare a la retórica que se hace pasar por teoría. Es tiempo de resignificar el sentido de la utopía, de rescatarla y liberarla de quienes la utilizan para confundir y engañar; así como de los demagogos que creen que basta soñarla para alcanzarla. Basta ya de que la libertad y la democracia sean utilizadas y prostituidas, negadas en el discurso, pero sobre todo en la práctica.
¡Urge, pues, que los grandes ideales se midan con la vara de la realidad, la necesidad y la vida !
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