Saturday, September 23, 2006


LOS DÍAS TERRENALES, ESPEJO DE UN PROLETARIADO SIN CABEZA

Introducción

En el presente trabajo, pienso trabajar la estructura conceptual presentada en la obra Ensayo sobre un proletariado sin cabeza aplicada a la novela Los días terrenales. Esta idea surge del planteamiento de muchos autores[1], de que la literatura es una práctica social y política. Cuando el artista busca reflejar su visión de la realidad, se muestra su vínculo con la sociedad. Ninguna visión que tengamos de nuestro entorno se puede considerar apolítica, puesto que esa posición, también es una forma de expresar un pensamiento político, sea cual sea.

Las críticas hechas en la obra teórica, Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, creo yo que corresponden a la perfección con las críticas hechas dentro de Los días terrenales al Partido Comunista Mexicano, sobre la enajenación del proletariado, el papel que debe jugar el Partido para desaparecer la enajenación, la enajenación dentro del mismo Partido, la democracia cognoscitiva que debe prevalecer y la visión del Partido como “ esa organización de la conciencia en conciencia organizada, en el agrupamiento de un cierto número de cerebros que se instituyen en el cerebro colectivo del proletariado, es decir, en su partido de clase…”[2] [Subrayado del autor].


Además, pienso que gracias a la retórica que utilizada por Revueltas, de mostrar ángeles y demonios humanos y comunistas, logra adentrarnos dentro de un mundo donde no es suficiente la emancipación de la clase, pues se deja de lado la necesidad de emancipar ― hablando genéricamente ―al hombre[3].

Por estas razones, decidí hacer el análisis de esta novela separando cada capítulo, ya que también, el lapso de tiempo en el que se desarrolla la obra es algo complicado.



Capítulo I

Durante el primer capítulo de la novela, se relata los aconteceres de Gregorio en una acción popular en Veracruz. La acción consistía en embarbascar un río y obtener una mayor cantidad de pescados. Se narra que todos los participantes en el acto son miembros del Partido Comunista Mexicano (PCM), es decir, todos los campesinos y las organizaciones sociales que estaban presentes, las cuales eran, el Centro Femenil Rosa Luxemburgo[4] y las Juventudes Comunistas. Toda esta acción era para pescar juiles y obtener dinero para realizar la fiesta de de La Señora de Catemaco. Cuando la presa que habían construido entre todos los campesino estaba repleta de juiles, apareció un cuerpo humano atorado que descubrió Ventura al tratar de quitar lo que obstaculizaba el camino de los peces. Era el cadáver de Jerónimo Tepatl, un cacique de la zona


Gregorio era el enviado del PCM para organizar a los campesinos[5], pero quien realmente llevaba la batuta del acto era Ventura, un exguerrillero que militó en el Partido Liberal Mexicano de Ricardo Flores Magón; lo seguían los campesinos con una “…fe honda y sumisa y no desde luego por todo lo ajeno y exterior a él, su valor inverosímil, la tradición de sus hazañas, […] sino por lo que le era propio e indisputable, sus mutilaciones, el ojo muerto, el muñón vivo, que lo igualaban a las rotas efigies de los viejos ídolos, de los viejos dioses aún ordenadores y vigilantes desde la sombra del tiempo. Era un Dios. Tenía la voz de un Dios. […] Un Dios mutilado…”[6]. Esta es la descripción que hace Revueltas de su personaje Ventura.


Hay una gran enajenación de los personajes miembros del PCM en relato. Si recordamos el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, en la primera parte nos dice como un aspecto nodal del comunismo es el ateismo, con esto me refiero a la nula creencia en un Dios[7]. Es por esto que la participación de dos organizaciones como el Centro Femenil Rosa Luxemburgo y las Juventudes Comunistas, están totalmente fuera de lugar, y con mayor razón la de miembros del PCM. Sin embrago, esta práctica tiene bases en la realidad, pues el PCM continuamente apoyaba y promovía Frentes Antiimperialistas sin ningún carácter socialista. Esto provocaba que se trabajara con una burguesía que promovía la enajenación del proletariado y la principal tarea del partido, es la desenajenación de la clase obrera[8].


“…Imposible detenerlos — a los campesinos —. Durante todo el día, de un madrugada a otra, habían trabajado para ese momento y ahora se precipitaban sin sentido, en desorden, el alma impune, hacia el maná…”[9].No sólo los campesino son denotados por Revueltas como desorganizados y sin una cabeza directora que los pueda guiar; el problema central de la obra de su obra, es la conformación del partido como cerebro colectivo; es por eso que le da la categoría de irreal al PCM, pues no cumple con los principios del marxismo-leninismo del que emana el ideal de partido. Es así como Revueltas considera al PCM como “…un ser que << ni se mira >> de tanto no escucharse, esto, que no existe…”[10].

Capítulo II

Empieza el capítulo cuando Julia le está leyendo una carta de Gregorio a su pareja Fidel, ambos son miembros del PCM. Dicha carta es para informar de lo ocurrido en los territorios de Veracruz, mismos que fueron narrados en el capítulo anterior. Fidel comenta que lo que hizo Gregorio es “echarle agua al molino de la burguesía”[11], que por hacer eso no hay perdón. Julia piensa que Gregorio es un hombre de buenas intenciones.


En seguida, Julia le ofrece un café a Fidel, pero sólo lo recibe en la segunda insistencia de Julia por que lo acepte. Fidel sabe que tiene mucho trabajo y es por eso es que al principio no lo acepta, pero después lo aterra la idea de darle motivos a Julia para que lo deje y es por eso que al fin lo recibe. Aunque no desea seguir escuchando la carta, Fidel le pide a Julia que continúe la lectura, pero ella se queda inmóvil, Fidel ante la desesperación, no sabe si batirla a golpes o abrazarla tiernamente, pero en realidad, se queda escribiendo pensando en todas estas cuestiones.

En la carta de Gregorio sobre lo ocurrido, se menciona la tarea que debía realizar de organizar una agitación en contra del coronel Tejada[12]. “…<> …”[13].


Sigue el texto hasta concluir que el coronel Tejada es un elemento progresista revolucionario. Es en ese momento que Fidel responde en su mente. “…resulta insolente que alguien, del propio partido, se atreviese a calificar a uno de los miembros del gobierno como elemento progresista revolucionario…”[14]. Fidel concluye la idea considerando a Gregorio como un pequeño-burgués[15] con tendencias hacia la derecha, pues además buscar “inducir a los campesinos a organizarse en cooperativas[16] con el propósito de que ellos sean los comisarios ejidales los que conserven la semilla en su poder, y así se evite que caiga en manos de los acaparadores…”[17]

Mientras que Fidel se enfoca en la crítica a Gregorio y se aterra de la idea de que Julia lo deje, ella recuerda a una anterior pareja a quien amaba, y es así como se da cuenta de que ella nunca ha amado a Fidel, que sólo le atrajo su comportamiento de macho revolucionario. Así Recuerda el nombre que le daría Fidel a su hijo, sería Octubre pero al ver que ella dio a luz a una niña, le llamo Bandera. Inmediatamente ve a Fidel que estaba concentrado escribiendo algo para el partido y e pregunta. “… ¿Es que ni siquiera piensas en el entierro?...”. Aquél entierro era el de su hija que acababa de morir. Fue en ese momento que se escuchó que tocaban a puerta y el camarada Ciudad Juárez llegaba alcoholizado, y tarde pues Bautista y Rosendo ya lo habían dejado; traía un ramo de flores de zempaxuchitl además de la intención de abrazar a Julia. Ella ante la cálida reacción prorrumpió en llanto mientras observaba el cuerpo de su hija.

Adolfo Sánchez Vázquez, en el capítulo de “La estética terrenal de José Revueltas” de su libro Cuestiones estética y artísticas contemporáneas, nos argumenta que el marxismo practicado por Revueltas, no tuvo esencia inmutable, pues se halló sujeto a muchas transformaciones, pero siempre practicó un “…marxismo humanista que se pone en primer plano la emancipación, no sólo de una clase, sino del hombre…”[18].


Este marxismo humanista de Revueltas nos conduce a una pregunta que se realizó y cita en el mismo capítulo Sánchez Vázquez. “…El mundo marcha hacia el socialismo, evidentemente. Pero ¿Marcha también hacia la libertad? No, existe sino una sola libertad, la libertad humana. El socialismo y el comunismo podrán perfeccionarla hasta su más alto grado y, sin duda laguna, lo perfeccionarán…”[19]. Fidel es un personaje enajenado que caracteriza fielmente al PCM, un partido con la intención de emancipar y desenajenar a la clase obrera pero que está enajenado y deshumanizado.


En el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, Revueltas, en la página 52, nos habla de una doble condición del hombre, una como mayor producto de la naturaleza capaz de forma estructuras cognoscitivas impresionantes, y la otra como ser que enajena su condición de humano convirtiéndose en una aberración con forma humana, y que la única forma en podremos recuperar esa humanidad es a través de nuestra verdadera emancipación, destruyendo por nuestros propios medios nuestra condición de oprimidos en este sistema a través del comunismo, estas son la razones del porque el autor le preocupa tanto la cuestión de la desenajenación aún dentro del partido que tiene la obligación de desenajenar al hombre.



Capítulo III

Bautista y Rosendo estaban pegando carteles en una colonia obrera cuando, como a las 3:40 hrs., evocan su llegada a la casa de Julia y Fidel, la noticia de la muerte de Bandera, la cara de Julia con desconsuelo tremendo, la alucinación de Fidel con su máquina de escribir. Memora el momento de su llegada y la pregunta de Fidel por la propaganda que esperaban. Bautista le respondió que ya estaba lista y que pasaran por ella como a las seis o siete de la tarde. Con una iracunda envidia por no saber ni siquiera la ubicación de la imprenta del partido, Fidel regaña a Bautista por decir que él conoce tal ubicación, ya que si hubiese algún infiltrado entre ellos, fácilmente después lo seguirían y encontrarían la imprenta. Aunque Bautista le dice que no sea ridículo, que entre ellos no hay infiltrados.


En seguida, se acuerda Bautista que logró darse cuenta en casa de Julia que Bandera había muerto de hambre y que probablemente tampoco a las diez de la mañana. En ese momento, Julia salió a conseguir dinero para “lo de la niña”. “…<> Era un circunloquio pudoroso, un modo elusivo de no llamar a las cosas por su nombre, con el temor de que esto fuera a causarles más dolor o fuera a debilitarlos en su necesidad de ser fuertes y de no tener consideración alguna para sufrimientos de índole personal, ajenos a la causa…”[20].


Rosendo ante tal escena quiebra en llanto de una manera inconfortable mientras observaba un cartel en la pared acerca de la revolución de octubre con las imágenes de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Fidel, con un “puñetazo de afecto en el mentón”, le dijo: “… ¿Qué es eso? —le dijo con una sonrisa— Nosotros no debemos de tener tiempo para lamentarnos de nada. Nuestra tara es luchar sin tregua. Esa es nuestra única verdad…”[21]. Rosendo, al escuchar estas palabras, se insertó en un diálogo interno donde el tema era la maravillosa actitud de su camarada, capaz de sacrificar todo por la causa; Rosendo recordó dichos momentos aunados a la mirada que estableció sobre el cartel y la frase que esta escrita en él, “a la victoria, bajo la bandera de Marx, Engels, Lenin y Stalin”. No importaba la vida si esta contribuía a iluminar las tinieblas, ese era el ideal, luego pensó, “… ¿Qué debe importar la consunción y acabamiento de los propios hijos, si a cambio de ello se debe luchar por un mundo donde no exista el hambre, ni el dolor, ni la muerte de ningún otro niño en la tierra?...”[22]


En esa calle fría donde debían pegar carteles él y Bautista, Rosendo recordó su llegada a las siete de la mañana cuando Bandera aún conservaba vida en su cuerpo, pero ya no podía retener alimento en su estomago, todo era vomitado por ella. Julia sólo pronunciaba en voz alta: “…que acabe cuanto antes…”[23]. Repara en las miradas y comportamientos de Julia y Fidel, su ansia por estrecharse y decirse su amor, de pensar en ese sacrificio que los uniría.

Rosendo despierta de aquella introspección para comentarle a Bautista su gran aprecio por su camarada Fidel. Bautista le dice que es verdad que su acción de sacrificio es muy loable a la causa, aunque duda acerca de la necesidad inmediata de distribuir el periódico Espartaco, así recordó las palabras de Fidel: “La que puede esperar es ella —la niña—, porque está muerta…”[24]. Fidel y Julia no sólo sacrificaron la vida de su hija por la causa, sacrificaron su dignidad que los hacia asemejarse a la figura humana.

En el capítulo primero del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, se habla acerca del hombre como un proyecto en vías de desarrollarse o de recuperarse. “…El objeto de hombre es el hombre, éste es su propio objeto humanizado, pero también en sus relaciones inmediatas, un objeto no totalmente humano, puesto que el hombre total todavía no existe objetivamente sino como un abstracción, entonces, como una potencialidad en vías de realizarse, luego, como una contradicción con su todavía no-ser-humano…”[25].


El proletariado y la burguesía son ese no-ser-humano, la diferencia es que la burguesía está alegre de ser esa contradicción por su posición ante los medios de producción de poseedora. La única manera en que el proletariado deje de ser esa contradicción es con propia destrucción como clase, a través de la destrucción de la burguesía, sólo en ese momento surgirá el hombre de los escombros de las clases sociales para construir un nuevo mundo.

Fidel, como contradicción del hombre, es comunista que dejó a tras todos lo vestigios que lo hacían capaz de llamarse humano, Pues la principal tarea del comunista, es la emancipación del hombre para convertirse en hombres[26]. Si un comunista o un socialista pierde esta visión, él mismo se convertirá en un agente contrarrevolucionario que enajenará a las masas, pues si e comunismo o el socialismo, no tienen como fin último la emancipación del hombre en hombre, serán otra forma capitalista de organización social.



Capitulo IV

Aquel cuerpo que se esbozó era el de Jerónimo Tepatl. Ese muerto escondido entre los diques que había sido macheteado por Ventura, era reconocido por todos lo presentes, pero simplemente no sabían como reaccionar, ni siquiera Gregorio, únicamente esperaban a que Ventura dijese el nombre. No fue sino el camarada Macario Mendoza quen gritó que era el jefe de los Guardias Blancas[27]. Realmente nadie sabía como había ocurrido tal muerte, simplemente se escuchaban gritos de alegría. Gregorio al escuchar “¡Bendito sea Dios que se murió!”, reflexionó que el propósito de muchas de esas personas, era matar a Tepatl, incluyéndole. Pensó que todos, no eran ni mejores ni peores que el resto.

Gregorio sabía que tendría que informar de todos los sucesos al Comité Central del PCM, aunque ellos “...no podían razonar sino dentro de la aritmética atroz que aplicaban a la vida. Era imposible, a menos de sustituirlos a todos con gente un poco menos cadáver que ellos. La aritmética de la vida, dos y dos son cuatro, dos y dos son cuatro. Sobre todo Fidel, sobre todo el pobre de Fidel...”[28]. Pensó en sus palabras.

Es un grave error, camaradas —diría, y ya Gregorio imaginaba cabal y certeramente sus palabras de esos momentos—, un gravísimo error, el empeño de suplantar la lucha de masas por el atentado personal. Pero — y aquí vendría la acusación deleitosa, especiosa, del seminarista seminarista rojo, que además era una delas formas que Fidel tenía de autopurificarse, igual que los inquisidores que sufrían ante la tortura de sus víctimas— el compañero Gregorio no sólo ha tenido siempre la tendencia a tolerar tal tipo de desviaciones y propiciar tales actos de desesperación pequeño burguesa, sino que ahora él mismo, ni siquiera por causas políticas, sino de vida privada, ha inspirado un asesinato vulgar , sin principios.[29]


En fin, al final una figura muy agradable para hablar de ella, una prostituta de nombre Epifanía que tenía, al parecer, sentimientos por Gregorio, fue quien mató a Tepatl.

Es muy cierto que hubo un asesinato que al parecer no tenía nada que ver con la lucha política de paz[30] que prefiere el comunismo, pero se debe recordar la experiencia de la Revolución española para comprender que dichos asesinatos son, muchas veces, necesarios. Me baso en que cuando los anarquistas tomaron el poder en España, tenían mucha gente presa en las cárceles y solo eran liberados aquellos que no habían participado con los franquistas.


Todos y cada uno de los franquistas eran fusilados, pues si se les dejaba libres, harían una rebelión y ya los anarquistas tenían mucho por hacer con todas las invasiones extrajeras que tenían que repeler. Ellos no fusilaron a aquella posición crítica que estaba dispuesta a trabajar por la emancipación del hombre, como ellos, no como en el caso Stalin, Trotsky y Lenin. Aunque los dos últimos verdaderamente eran comunistas. Además se debe considerar que un movimiento siempre será capaz de romper la legalidad pero nunca la legitimidad, que es capaz de romper la legalidad, así que pienso yo que el asesinato fue legítimo.


Hay un párrafo muy interesante donde Revueltas define al rostro. “...El rostro no es el <>, sino un instrumento del que el hombre se vale para negar su alma, para disfrazarla, para dar de ella, voluntariamente o no, es decir [...] la versión que reclaman las circunstancias [...], no es otra cosa que un instrumento de relación. Sin la existencia de la sociedad [...], la fisonomía, no es sino una convención social...”[31].


Es posible decir que Fidel y todos los personajes comunistas, tienen un rostro de comunistas, pero es únicamente por una convención social entre el partido enajenado de clase. Esto es lo que llama Sánchez Vázquez la estética terrenal y celestial que maneja Revueltas, pues en la página setenta y una de su libro Cuestiones estética y artísticas contemporáneas, en el apartado de “La estética terrenal de José Revueltas”, donde nos dice que el autor saca la realidad tal cual es, con ángeles y demonios comunistas, sin embargo, siempre le fue fiel al ideal de partido marxista-leninista y también siempre tuvo la disposición de trabajar por la emancipación aún a lado de esos ángeles y demonios comunitas.



Capítulo V

Ante el sufrimiento de Julia, Fidel piensa que es necesario superar cualquier cosa que se interponga en el destino de cada uno, no importando nada, ni la muerte de una hija; cree que Julia estaba ahí para retener el dolor sin que éste le pase a él, ya que él está trabajando en asuntos importantes.


Fidel, memoró una conversación entre dos viejas beatas que hablaban sobre la muerte de un pariente, pensó. “…Es muy distinto […], sacrificar el imperativo de hacer el bien cotidiano y concreto aparentando de que sea al servicio de Dios, al hecho, ese sí real y doloroso, de dominar y reprimir nuestras tendencias sentimentales[32] hacia la práctica de ese mismo bien concreto y cotidiano, cuando no sólo se está al servicio de un mito como el de Dios, sino ante la existencia de una causa social tangible y verdadera, a la cual es preciso entregar sin regateos todo el esfuerzo y la vida. Es absolutamente distinto…”[33].


En esos momentos, Julia recordaba las palabras de Fidel dichas por Fidel en Jalapa, lugar donde se conocieron. “…<>…”[34].Esas palabras —pensó Julia—, no eran sino abominables mentiras que enunció aquél hombre sin un gramo de humanidad. Mismas que le recordaban el momento en que se enteró de la muerte de la pareja que tenía antes de conocer a ese hombre que estaba con ella en la misma habitación en esos momentos de remembranza. Recordó que le dijo a Fidel que con su ayuda podría olvidar a al hombre que amaba, al igual de la pregunta acerca de que si había tenido relaciones sexuales con él[35], pues hasta la fecha Fidel tenía duda acerca de si Bandera era realmente su hija. Todos estos pensamientos atacaban la mente de Julia.


Fidel, sin consuelo alguno y reprimiendo sus sentimiento, escribía una carta a Gregorio mientras recordaba la manera en que lo conoció. Fue en un café, en el que él se había ocultado después de una manifestación en el zócalo capitalino. Gregorio llegó al lugar con una propaganda que le había dado Julia, con tres meses de embarazo, antes de que la detuvieran. Evocó las palabras de Gregorio donde le enunciaba que esa imagen, ese rostro que tenía, no lo llevaría a la emancipación, sino a una total deshumanización, donde no cabe el amor y ese ideal comunista se convierte en dogma, en máscara[36].


Al terminar aquel viaje al pasado, Fidel le pide a Julia que le tome dictado. Ella accede pero antes le pide que la escuche lo que le tenía que decirle. <<…He resuelto que nos separemos para siempre. Creo ” —su voz pareció vacilar—“, creo que te he dejado de quererte…>>”[37]. Fidel oculta la impotencia de decirle alguna razón que la haga quedarse a su lado pero se esconde diciéndole que ella es libre hacer lo que ella quisiese e inmediatamente cambió el tema hacia el estado etílico de Ciudad Juárez.



Capítulo VI

Mientras Rosendo elogiaba el comportamiento de su camarada Fidel, Bautista repensaba la situación, aquél sacrificio hecho a la niña, en la estupidez y enajenación de Fidel, empero, reparaba en las mismas permisas que él. “…Los comunistas, debían vivir únicamente para la causa, no tenían derecho a una vida personal, íntima, privada […] ¿Pero hasta qué punto podía ser esto prácticamente posible?…”[38], Pues el amor, a los hijos ya la pareja, con el comunismo, deben desaparecer, pues son sentimientos individualistas, burgueses por tanto, al menos esas eran la reflexiones de Bautista. Empero se preguntaba “… ¿Hasta que punto había sido preciso, hasta que extremo había sido necesario e indispensable emplear el dinero destinado al sepelio de la niña en el envío del periódico al interior de la república?…”[39]


Bautista, si juzgaba a Fidel, lo hacía a mucho más de la mayoría de los miembros del PCM, pues todos se comportaban de la misma forma y él mismo había hecho el mismo sacrificio al dejar a Rebeca por las tareas que le delegó el partido. En realidad, Bautista no sabía que hacer.


La impotencia de Bautista es muy cierta; que hacer cuando el partido está enajenado desde la bases hasta la cerrada cúpula del Comité Central, esta es una preocupación que actualmente parece no tomarse en cuenta para la creación de un partido “realmente” emancipador. Revueltas ante esta problemática, primero asumió plenamente su fidelidad al partido, aún más cuando lo llamaron existencialista y tubo que esconder está novela que fue capaz de vislumbrar la gran problemática del partido. Después, formó un grupo que se llamo Liga Leninista Espartaco, de donde fue expulsado por su camarada Enrique González Rojo, quien ante tal problemática del partido, publicó en la revista “Dialéctica” de la BUAP, un ensayo de título Convergencias y divergencias entre el marxismo y el anarquismo, donde esbozó que con el concepto que trajo Revueltas al PCM de democracia cognoscitiva[40], se podría desenajenar al partido de clase. Más tarde optaría por la tendencia de Revueltas que presentó en sus obras que realizó después del movimiento estudiantil de 1968, la autogestión[41].



Capítulo VII

Se habla de Jorge Ramos, un crítico de arte progresista pequeño burgués que presta su amplia casa para que el Comité Central del PCM sesione. Sin embargo, sólo lo hacía para que ellos no lo atacaran y él pudiera seguir con sus críticas de arte burgués. Fidel los odiaba, a él y a su esposa Virginia, mujer abnegada que consideraba al PCM como un grupo de vándalos sin que hacer. En dicha reunión Fidel acusó a Gregorio de avalar el asesinato del jefe de la Guardias Blancas en Veracruz.

Al principio del capítulo, Ramos argumenta acerca de que las academias de arte deben estar en contra de los artistas que “gritan”, ya que sólo se basan en efectos tramposos. Dice que no tienen emoción estética desinteresada, pues el arte no le debe interesar a la política, pues el arte no es funcional, ya que si lo fuese, sería una mezquina y abstracta aberración.


Adolfo Sánchez Vázquez, en su artículo ya mencionado, habla del pensamiento de Revueltas acerca de “La función del arte y la literatura”. Dice que para el autor, el arte y la literatura poseen un contenido humano, el cual trasciende y perdura a aquellos condicionamientos inmediatos impuestos por la burguesía al proletariado. Es por eso que para Revueltas, — según Sánchez Vázquez—, el <<…“despojar al arte de su contenido de clase” no significa volverse de espaldas a este contenido, sino que la tónica de la obra es “lo humano y no lo contingente social”…>>[42]. De esta forma resuelve que el arte es desenajenante, pues a través de ella, el hombre se reconquista, por su factor de libertad.


Argumenta que hay dos tipos de arte, uno es emancipatorio, el otro necesita ser emancipado. <<…Pero, dada la naturaleza humanizada del arte, […] “el arte real —el emancipador— será necesariamente revolucionario y avanzado”, aunque carezca de cualquier contenido político. Revueltas se niega a colocar “en el bando enemigo” a la obra artística sin contenido político…>>. Pues una obra revolucionaria, será aquella que contribuya con la emancipación del ser en la súper estructura ideológica de las masas. Es por eso que la literatura — para Sánchez Vázquez— no puede estar sujeta a las directrices del partido, cuando ocurra esto, el partido cae en la enajenación.[43]



Capítulo VIII

Gregorio había regresado de Veracruz y quedó de encontrarse con Fidel en Puebla. Ya reunidos, durante la comida, Gregorio sabía que se le informaría de lo discutido en la última sesión del Comité Central en la casa del arquitecto Ramos, pero también percibía que Fidel quería contarle algo más íntimo, “algo” ajeno a las cuestiones del partido. Gregorio pensaba que “…sería un triunfo […], que el sufrimiento y el dolor hicieran a Fidel nuevamente un hombre verdadero, no esa horrible máquina de creer, esa horrible máquina sin dudas…”[44].

Gregorio memora los momentos antes de su viaje a Veracruz cuando Fidel le expresó una reflexión. “…No hay felicidad más grade que la de ser comunista…”[45]. Ante la frase, Gregorio le recordó palabras de Engels a Fidel, quien argumentaba que el hombre no tiene fin, “…debe vivir en la conciencia de esto para que pueda ser hombre…”[46], e inmediatamente arrebato con más energía contra Fidel.

¡Valiente comunismo el tuyo si se reduce tan sólo a pretender la desaparición de las clases sociales! ¡Desaparecerán las clases, no te quepa la menor duda! ¡Claro está! Pero esa es sólo una etapa hacia el advenimiento del hombre. El hombre no ha nacido aún, entre muchas otras cosas, porque las clases no lo dejan nacer. Los hombres se han visto forzados a luchar y pensar en función de sus fines clase y esto no los ha dejado conquistar su estirpe verdadera de materia que piensa, de materia que sufre por ser parte de un infinito mutable, y parte que muere, se extingue, se aniquila. ¡Luchemos por una sociedad sin clases! ¡Enhorabuena! ¡Pero no, no para hacer felices a los hombres, sino para hacerlos libremente desdichados, para arrebatarles toda esperanza, para hacerlos hombres![47]


Esta temática sobre la actual irrealidad de la existencia del hombre, es un tema que abarca casi todo el capítulo dos del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Pues es aquí realmente donde argumenta sobre la principal tarea del partido de clase, la emancipación humana a través de la aparición del hombre. Esto sólo se logrará a través de la destrucción de las antítesis del hombre, el proletariado y el burgués, pero en realidad todo el argumento de Gregorio, ese personaje con un conocimiento teórico muy basto pero de acción enajenadamente pequeño burguesa, está inundado de razón.


En la mencionada reunión del Comité Central, Fidel hizo la propuesta de que su amigo y camarada Gregorio, en cuanto regresara de sus labores, compareciera por sus actos en Veracruz ante el pleno de la reunión; fue así como el Comité Central mandó a Gregorio a organizar un marcha por los presos políticos desde Puebla hasta la capital de México. Además, expuso su separación con la camarada Julia.


Fidel remembró aquella sesión donde Germán Bordes hablaba acerca de la unidad obrero, campesino, soldado. Esta unidad que incluye al soldado, tiene como fin aliarse con la tendencia nacionalista de Vicente Lombardo Toledano que fue apoyada por el ejército mexicano. Esta unidad representa las tendencias que explica Revueltas durante todo el capítulo sexto del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, pues nos habla de que un paso que casi todos los países que eran potencia, habían pasado por un proyecto de nacionalización de los medios de producción a manos de los progresistas de cada uno de esos países. Como alianza para crear condiciones de vanguardia revolucionaria, este método es efectivo, pero si se convierte en el fin último del partido como sucedió con el PCM, el proyecto no estará sino talmente fuera de lo que se conoce como socialismo.



Capítulo IX

Gregorio se sentía un ser aparte dentro de la cela, dolorosamente sabio y desnudo dentro del caos del apando[48], ni siquiera el dolor que le causó la tortura lo sentía como suyo. Aquella calentadita que le dieron los esbirros con la cual perdió el conocimiento, y que sólo más tarde pudo recordar como lo habían apresado durante la marcha que tenía que organizar, esa marcha que sería de Puebla hasta la capital. Entonces empezó a reflexionar.

<< Supongamos que se piensa en el color >>, se le ocurrió a Gregorio, <>. Una bandera, un chorro de sangre, el pañuelo con el que una mujer se cubre. Más de súbito todo se disipa. El rojo es rojo y nada más, en abstracto, tan sólo la sensibilidad de lo rojo, una bóveda que nos aprisiona, la sensación de ser el centro de algo de os cual nosotros mismos somos también el derredor y la circunferencia; luego, en seguida, ni aún esto, sino una disfasia de lo rojo, que ahora se vuelve impulso de encontrarnos en otro sitio que ignoramos donde está.[49]


“… ¿Porqué no aceptar la incertidumbre, el desasosiego eterno y sin fin como la verdadera e inalienable condición humana, la única heroica y valiente? ¿La única capaz de darnos la auténtica dignidad?...”[50]. Gregorio tenía razón, el partido de clase con la tarea de emancipar, era un rojo que no era más que una bandera, un chorro enorme de sangre donde todos los muertos acabaron en el registro electoral de un maldito Partido de la Revolución Democrática. Ese partido “irreal” era una bóveda antirrevolucionaria que aprisionaba a todo aquél con el interés de emancipar al mundo, que estaba inmersa, alrededor y en la circunferencia de la enajenación sin la capacidad de cambiar eso. Esas son las causas — pienso yo— de que los argumentos de Gregorio, sean hechos con tanta desesperación, pues no vislumbra salida ante la problemática que sufre el partido.


Al regresar de aquella introspección, Gregorio escuchó como se abría la cerradura de su celda, sabía que su muerte se convertiría en un estandarte comunista; lo iban a crucificar “…estaba bien…”[51].



Bibliografía


· Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. 360 Pags. (Col. “Archivos,15”).



· Revueltas, José. Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Prólogo de Andrea Revueltas, Rodrigo Martínez y Philippe Cheron. 4ª. Reimp. México. Eds. Era, 1987. 248 Págs. (Col. “Obras Completas, 17”).



Bibliografía indirecta


· Sánchez Vázquez, Adolfo. “La estética terrenal de José Revueltas”. Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas. 2ª. Ed. México. Eds FCE, 2003. Págs 68-81. (Col. “Filosofía).



· Revueltas, José. Dialéctica de la conciencia. Prólogo de Henri Lefebvre, recopilación por Andrea Revueltas y Philippe Cheron. 1ª. Reimp. México. Eds. Era, 1986. 259 Págs. (Col. “Obras Completas, 20”).






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[1] Cuando me refiero a muchos autores, busco mencionar a Julio Cortazar, Mario Vargas Llosa Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Salvador Novo, entre otros


[2] Revueltas, José. Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Prólogo de Andrea Revueltas, Rodrigo Martínez y Philippe Cheron. 4ª. Reimp. México. Eds. Era, 1987. Pág. 55. (Col. “Obras Completas, 17”).


[3] Sánchez Vázquez, Adolfo. “La estética terrenal de José Revueltas”. Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas. 2ª. Ed. México. Eds FCE, 2003. Pág. 68. (Col. “Filosofía).


[4] Quienes casi confundían a Rosa Luxemburgo con la Señora de Catemaco. Esto es más apreciable en la nota del borrador con la nominación “ a supresión (BORR)” ubicado en la página 18.


[5] Esto se narrará en los siguientes capítulos.


[6] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 14 (Col. “Archivos,15”).


[7] Para comprender el carácter ateo del comunismo, primero se debe entender la posición de Hegel con respecto a esto. Él nos argumenta que lo que es posible analizar, que está dentro de las posibilidades y estructuras cognoscitivas del ser humano, es el fenómeno, el mundo, la existencia de la cosa en sí. El hombre no es capaz de analizar el noúmeno, la esencia de las cosas. La idea de Dios está dentro de ese noúmeno. Estas son algunas premisas del materialismo dialéctico que retomó Marx para la construcción del materialismo histórico y de la teoría comunista.


[8] No es fácil situar en un solo punto este tópico que abarca casi todo el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, pero donde más se encuentra esta necesidad de emancipación del proletariado para crear y descubrir al hombre, es en la página 50.


[9] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 10 (Col. “Archivos,15”).


[10] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 8 (Col. “Archivos,15”).[Subrayado de José Revueltas].


[11] Cuando Gregorio da pie a la acción se propone reunir dinero para la fiesta de La señora de Catemaco, es un acto que avala la enajenación del pueblo. Como señala Revueltas en el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza en el primer capítulo. “…La clase poseedora y la clase del proletariado representan la misma autoenajenacón humana. Pero la primera clase se siente bien y de afirma y se confirma en esta autoenajenación, sabe que la enajenación es su propio poder y posee en él la apariencia de una apariencia humana; la segunda se siente destruida en la enajenación…”. El subrayado es de Revueltas y la cita es de la página 51 a la 52.


[12] Este personaje, Adalberto Tejada Olivares nacido en 1880, fue gobernador de Veracruz. Para más información, se puede consultar la nota número 29 en la página 183 de la edición crítica realizada por Evodio Escalante.


[13] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 30 (Col. “Archivos,15”).


[14] Ibíd. Págs. 30-31.


[15] El pequeño burgués, es una categoría que da Marx en el Manifiesto del Parido Comunista en la parte de “Burgueses y Proletarios”. Dicha categoría se refiere a ese sector de la burguesía que apoya algunos intereses de la clase obrera, pero en realidad sus intereses de clase son totalmente diferentes a los de la clase del proletariado. En el segundo capítulo del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, Revueltas nos habla de los aliados del proletariado y nos dice que son los progresistas. Los progresistas son pequeño burgueses que apoyan hasta cierto punto la lucha del proletariado, digo hasta cierto punto ya que no podrán estar de acuerdo con la destrucción de la propiedad privada pues ellos se identifican con ella. Sin embargo, cuando se habla de un elemento progresista revolucionario, se habla de aquel de a quien la clase obrera puede utilizar para lograr mejores condiciones de vanguardia dentro de la sociedad, empero, no se puede considerar a toda la burguesía como progresista, este es el error que tubo Gregorio y al que se refiere Fidel.


[16] Más adelante Fidel comentará que la organización de cooperativas, siempre será un fracaso. Esta idea nos dice que este tipo de organización campesina es casi imposible de lograr dentro de esta sociedad de economía capitalista, pues cuando los campesinos se organizan para ser los dueños de sus propia fábrica, tendrán que competir contra los grandes emporios que tratarán de destruirlos, por lo que la cooperativa, tendrá abaratar el precio de su producto lo que provocará que únicamente se exploten a ellos mismos sin tener capacidad ser competitivos, el cual es su ideal. Esta idea de que no funcionará la retomo de Revueltas, el resto es una opinión mía. Empero, este tipo de organización es actualmente llevada por el EZLN, quienes al ver que no tienen a capacidad de competir contra el capital, buscan ayuda de los sectores progresistas pequeño burgueses del extranjero, por que los nacionales no tienen la capacidad de ayudarlos, es por eso que le apostaron a una internacionalización y crear un “Aguascalientes” en Madrid, además de surgir por medio de la problemática que sufre Batasuna en el País Vasco. Yo no creo ser capaz de dirimir esta problemática pero opino igual que Revueltas. Esa organización no es fructuosa, pero muy bien intencionada.


[17] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 31 (Col. “Archivos,15”).


[18] Sánchez Vázquez, Adolfo. “La estética Terrenal de José Revueltas”. Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas. 2ª. Ed. México, DF. Ed. FCE, 2003. Pág. 71. (Col. “Filosofía”).


[19] Ibíd. Pág. 80.

[20] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 47 (Col. “Archivos,15”).


[21] Ibíd. Pág. 48.


[22] Ibíd. Págs. 49-50.


[23] Ibíd. Págs. 50-51.


[24] Ibíd. Pág. 53.


[25] Revueltas, José. Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Prólogo de Andrea Revueltas, Rodrigo Martínez y Philippe Cheron. 4ª. Reimp. México. Eds. Era, 1987. Pág. 60. (Col. “Obras Completas, 17”).[Subrayados de José Revueltas].


[26] Aquí se puede hacer referencia a ese hombre nuevo que menciona Ernesto Guevara de la Serna en su libro El socialismo y el hombre nuevo. Aunque es un tema que no es original de él, ni siquiera de Marx, pues Hegel, ya visionaba en su Fenomenología del espíritu, esa necesidad de encontrar al hombre.


[27] Los guardias blancas, como menciona Evodio Escalante en la página 184 de su edición crítica de Los días terrenales, eran un cuerpo represivo al servicio de los latifundistas y de los grandes terratenientes para que defiendan sus propiedades de las diferentes organizaciones agraristas.


[28] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 68 (Col. “Archivos,15”).


[29] Ibíd. Pág. 68.[Subrayados de José Revueltas].


[30] En la página 69, en el capítulo dos del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, Revueltas habla acerca dela necesidad de una coexistencia pacífica entre capitalismo y socialismo, pues se desatara un guerra armada en todo el planeta; con todo el armamento nuclear y biológico que poseen las potencias capitalistas, inmediatamente se terminaría el mundo junto con la lucha de clases. Además. Se debe aprovecharla idea progresista de estar encontra de la guerra para poco a poco construir verdaderas vanguardias revolucionarias (no como la social democracia burguesa), que tenga como fin la emancipación humana.

[31] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 61 (Col. “Archivos,15”).[Lla edición del párrafo es mía].

[32] Al momento que uno reprime las “tendencias sentimentales”, se niegan los sentimientos propios, los anhelos y todas esas cuestiones por las cuales queremos hacer algo. Al momento de negarlos, también lo hacemos con los pocos vestigios de humanidad que nos quedan. Como argumento en citas anteriores, sí aquel que está dispuesto a emancipar a los demás, no quiere, o no tiene la capacidad de emanciparse y desenajenarse a si mismo, no pasará de ser un sujeto para sí (según el concepto hegeliano) bien intencionado.


[33] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 63 (Col. “Archivos,15”).[Subrayado de José Revueltas].


[34] Ibíd. Pág. 76.


[35] Esta contradicción masculina acerca de la necesidad virginal de la pareja, ha sido un fenómeno que ha atacado a la izquierda desde hace ya mucho tiempo; pero no sólo esta cuestión, sino todo el comportamiento machista que ha enajenado al movimiento socialista. El mismo Marx, sostuvo relaciones con su sirvienta y después del embarazo de ella, la obligó a dar a ese niño en adopción. Este etapa de la vida de Marx se puede ver en la obra de teatro llamada La sirvienta de Marx, además de en las actas de la primera internacional donde la disputa con Mijael Bakunin, alcanzó niveles asquerosos. Este es claro ejemplo de que no se debe hacer mitificaciones de los personajes revolucionarios, como en la actualidad se le considera a Ernesto Guevara de la Serna (sin siquiera haber leído a Mao Tse-Tung quien sí acertó con la teoría de foco de guerrillas) o, en su tiempo, a Stalin.


[36] Se hace alusión a aquella definición de rostro queda Revueltas en el capítulo anterior, donde un comunismo que no este dispuesto a emanciparse y regenerarse dialécticamente, no será comunismo, sino un simple dogma que alimentará a esa carencia de conciencia proletaria y democracia cognoscitiva que menciona Revueltas en la página 56 del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, donde argumenta el autor, que esto repercutirá en el cerebro organizativo de la conciencia proletaria, es decir, en el partido de clase.


[37] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 86 (Col. “Archivos,15”).


[38] Ibíd. Pág. 90.

[39] Ibíd. Pág. 92.


[40] Este concepto puede ser analizado de forma más profunda en las obras Dialéctica de la conciencia y Ensayo sobre un proletariado sin cabeza; en este último, en la introducción hecha por el autor.


[41] A esto se refiere Sánchez Vázquez en su ensayo “La estética terrenal de José Revueltas”, cuando en la página 73, nos habla sobre la constante reflexión que tuvo Revueltas acerca de los conceptos que creó, pero siempre buscando la desenajenación y emancipación del hombre.

[42] Sánchez Vázquez, Adolfo. “La estética terrenal de José Revueltas”. Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas. 2ª. Ed. México. Eds FCE, 2003. Pág. 77. (Col. “Filosofía).


[43] Todas estas consideraciones se pueden encontrar en el apartado de “Arte y política” y “Acerca de la naturaleza y función del arte y la literatura”, en el ensayo “La estética terrenal de José revueltas” contenido en libro Cuestiones estética y artísticas contemporáneas.


[44] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Pág. 129. (Col. “Archivos,15”).


[45] Ibíd. Pág. 130.


[46] Ibíd. Pág. 131.


[47] Ibíd. Págs. 131-132.

[48] Sugiero que está en el apando pues al leer El apando del mismo autor, se encuentran las mismas características en las que se encuentra Gregorio en la celda.


[49] Revueltas, José. Los días terrenales. Edición critica de Evodio Escalante. España, Ed. Simultánea, 1991. Págs. 161-162. (Col. “Archivos,15”).


[50] Ibíd. Pág. 165.


[51] Ibíd. Pág. 170.

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